Buscando al monstruo del lago Ness

Después de tantos años oyendo historias y leyendas, queríamos descubrir cuanto había de cierto en la leyenda del monstruo del lago Ness y a la primera oportunidad que surgió, nos lanzamos a un crucero fluvial en Escocia.

Embarcamos en Laggan y fuimos remontando el canal de Caledonia, atravesando sus esclusas, el lago Oich, para seguir navegando hacia el lago Ness, hasta llegar a Inverness, donde acabaría nuestra semana, la navegación es fácil, en los tramos mas anchos vas encontrando sitios para amarrar y pasar la noche, para llevar estos barcos no hace falta título, se conducen sin carnet. Todas las esclusas están maniobradas por escluseros, pero hablan un escocés tan cerrado que fue difícil entendernos con ellos.

Nos dejamos Inverness para el final, es la ciudad que está mas cerca del lago Ness. En gaélico escocés le llaman “Loch Nis”, nos habíamos documentado, sabíamos que es un lago profundo y extenso de agua dulce situado en las Tierras Altas de Escocia, con una extensión de unos 37 km y sus aguas son especialmente turbias debido al alto contenido de turba del suelo.  Aguas turbias…así es fácil que el monstruo se esconda.

Pasamos el día navegando por el lago, visitamos el Castillo de Urquhart que está en ruinas y al atardecer ya estábamos amarrados para pasar la noche.

Después de cenar, montamos nuestro punto de observación, teníamos prismáticos, linternas, un termo de café y hasta una botella de whisky que habíamos comprado como souvenir para despedirnos de estas tierras.

La gran suerte fue que había luna llena, el agua estaba como un plato, y se veía con bastante claridad la superficie del lago. Tras varias horas sin movimiento, y muchos bostezos,

estábamos a punto de dar por terminada nuestra aventura cuando empezamos a oír ruidos de chapoteo en el agua, serán peces pensé yo, a lo lejos se oía ladrar a un perro y parecía que el agua se movía, la tensión del momento nos hizo ponernos a todos de pie y mirar en todas direcciones, hasta que alguien gritó “allí” y cuando miramos todos en esa dirección, vimos pasar una gran bolsa de plástico flotando, la conseguimos pescar con el bichero y entre risas y pena nos fuimos muy decepcionados a la cama.

No me doy por vencida, todavía hoy creo que “Nessie” existe, pero es una bestia criptozoológica demasiado lista para dejarse ver.

Belén G. Sáa